¿QUÉ SON LAS MICORRIZAS?
Se entiende por micorrizas a las asociaciones simbióticas entre los hongos y las raíces de las plantas vasculares. El papel de las micorrizas es de vital importancia a lo largo de su periodo de crecimiento. Gracias a las micorrizas, el desarrollo simbiótico de la planta sucede de una manera satisfactoria y ambos salen beneficiados, tanto el hongo como la planta. Por un lado, las raíces segregan azúcares, aminoácidos, ácidos grasos y otras sustancias orgánicas que benefician a los hongos; y por otro lado, los hongos convierten los minerales del suelo y materias en descomposición en formas asimilables por las raíces de la planta.
TIPOS DE MICORRIZAS
- Ectomicorrizas: en ellas, el hongo forma una especie de manto con sus hifas (filamentos microscópicos, ramificados o no, que junto a otros micro filamentos, forma el cuerpo vegetativo del hongo, el micelio) alrededor de las raíces menos gruesas pero no llegan a introducirse en sus células. Se desarrollan en los espacios intercelulares de la corteza de las raíces.
- Endomicorrizas: las hifas (filamentos microscópicos, que junto a otros micro filamentos, forma el cuerpo vegetativo del hongo, el micelio) de estos hongos penetran dentro de las células de las raíces. En los arbúsculos se produce el intercambio de elementos nutritivos por carbono, entre el hongo y la raíz.
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES BENEFICIOS DE LAS MICORRIZAS EN EL CULTIVO DE LAS PLANTAS?
Los principales beneficios de las micorrizas son:
- Mejora la absorción de nutrientes, fundamentalmente fósforo y nitrógeno.
- Mejora la absorción de agua y el aumento de la resistencia a condiciones de estrés hídrico. Se produce un amento a la resistencia a condiciones de cultivos salinos, en especial en el Glomus iranicum var. tenuihypharum.
- Se incrementa la resistencia frente a hongos patógenos del suelo por su efecto antagónico. Cuando una raíz está colonizada por hongos micorrízicos, se mejora la defensa de la planta frente a organismos patógenos.
- Se produce una mejora en la estructura del suelo gracias a los agregados que forman las hifas y filamentos del hongo micorrízico, mediante una proteína llamada glomalina.